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¿No has notado que la forma en la que otros actúan te afecta más de lo que te gustaría? ¿Sientes que eres una persona muy sensible ante cualquier cosa que te pasa? Si la forma en la que otros se comportan contigo te afecta hasta el punto de condicionar tu vida o tus relaciones, es posible que seas una persona emocionalmente hipersensible.
La hipersensibilidad emocional es un rasgo de la personalidad en el que la persona experimenta una fuerte sensibilidad ante las cosas que ocurren a su alrededor, especialmente ante críticas, actitudes o conductas de otros, hasta el punto de que esta sensibilidad acaba afectando negativamente a la vida de quien la tiene.
Existen múltiples síntomas y comportamientos comunes en las personas hipersensibles:
En general, vemos que algo común en estos síntomas es que la personalidad hipersensible suele estar vinculada a dificultades para establecer vínculos con los demás debido a los conflictos y malentendidos que se generan, haciendo que otros se acaben alejando de la persona, lo cual genera un fuerte sentimiento de soledad e incomprensión.
Existen diferentes causas que explican el por qué una persona es hipersensible. Muchas de estas causas pueden deberse a factores genéticos u orgánicos, pero en la mayoría de los casos, esta personalidad surge por las circunstancias e historia de vida de la persona, como, por ejemplo:
Los conflictos y la soledad que experimentan las personas hipersensibles acaban generando en ellos una fuerte culpa y una tendencia a la autocrítica, como forma de intentar dar explicación o significado a lo que ocurre, evitando así transitar por aquellas heridas que son verdaderamente dolorosas. Tratar la hipersensibilidad emocional implica los siguientes pasos:
Identifica el origen: algo que puede ayudar a la persona hipersensible es ver y comprender cómo ha llegado a formarse esa personalidad. El haber pasado por experiencias traumáticas, como una relación de maltrato, o unos padres terriblemente exigentes, hace que las personas se vuelvan hipersensibles a como los demás se comportan, ya que vinculan cualquier elemento de su entorno a esas experiencias. El ser capaz de visualizar esto, puede ayudar a darle un significado al comportamiento que va más allá del síntoma.
Muestra compasión contigo mismo: conectando con lo anterior, el comprender el origen es el primer paso para ser compasivo contigo. La forma en la que te hablas y te tratas influye mucho en tu proceso de cambio.
Rodéate de un entorno seguro para ti: si tienes la posibilidad, rodéate de un entorno que conozca tu circunstancia, en el que poder apoyarte cuando las cosas sean difíciles y en el que te sientas comprendido.
Transita por tus heridas y conoce tu verdadera necesidad: las heridas del pasado están vinculadas a necesidades no cubiertas que siguen pesándote hoy en día. El querer trabajar sobre el autocontrol emocional está bien, pero no servirá de nada si no vas a la verdadera raíz del problema. Conocer aquello que necesitaste y no se te dio en el pasado, aceptar que esas necesidades no podrán ser cubiertas por aquellos que debían hacerlo, y posicionarte de forma que seas tú mismo, en la actualidad, quien se permita pasar por ese “duelo” y cubrir tus propias necesidades actuales, te ayudará a la larga a gestionar mejor tus emociones y a tener una vida más satisfactoria y significativa.