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La ansiedad y la depresión son dos de los problemas de salud mental que más prevalencia tienen en la sociedad. No en vano son los dos primeros en la lista, con un porcentaje estimado en nuestro país del 6,7 % y 4,1% respectivamente. Ante esta ola de sensibilización sobre la salud mental, afortunadamente se está hablando cada vez más de estos problemas, antes muy silenciados.
Mientras que los síntomas ansiosos se caracterizan más por una sensación de miedo o preocupación excesiva con síntomas físicos de activación, los síntomas depresivos se caracterizan por estados de baja energía, muy escasa motivación y un estado permanente de tristeza patológica.
¿Cómo saber si tengo ansiedad, depresión o ambas? Es importante primero si tienes dudas acudir a un profesional de la salud mental para que pueda ofrecerte una valoración sobre si efectivamente estás sufriendo alguna de estas circunstancias.
Aunque es posible experimentar síntomas de ansiedad sin depresión y (con mucha menos incidencia) experimentar síntomas depresivos sin ansiedad, es bastante corriente que ambas sintomatologías coexistan. Esto tiene el nombre de trastorno ansioso-depresivo, y es algo que sucede muy comúnmente.
Aunque, como ya hemos dicho, se puede experimentar la una sin la otra, parece que existe una retroalimentación entre ambas, ya que la ansiedad puede llevar a una persona a sentirse abrumada y sin esperanza, lo que puede desencadenar una depresión.
Del mismo modo, los sentimientos de desesperanza y falta de energía asociados con la depresión pueden aumentar los síntomas de la ansiedad.
Cuando se experimentan ansiedad y depresión juntas uno experimenta como esa sintomatología se va retroalimentando entre sí.
Una de las cosas importantes que hacemos en terapia es no sólo atender a los síntomas sino valorar cuáles son las circunstancias que han facilitado que acaben apareciendo estos síntomas.
Las causas del porqué una persona puede llegar a tener ansiedad o depresión son muy variadas. Pero sí en muchas ocasiones esta sintomatología aparece como consecuencia de una fuerte autocrítica y represión emocional.
La autocrítica puede ser una causante habitual de la ansiedad y que la propia ansiedad refuerza. Con la autocrítica nos estamos atacando a nosotros mismos sin posibilidad de defendernos. Asimismo esa autocrítica también puede colaborar a incrementar los síntomas asociados a la depresión como la falta de motivación y la desgana.
Hay además ciertas emociones mal llamadas “negativas” que evitamos sentir o hacer algo con ellas y que a largo plazo trae consecuencias en nuestra salud mental. A diferencia de la depresión, que a menudo se asocia con apatía, falta de energía y desmotivación, la rabia puede proporcionar un impulso de energía que puede movilizar a una persona a tomar acción, lo cual puede ser un primer paso para salir de un estado depresivo.
¿Crees que sufres de ansiedad y/o depresión? En Estar Contigo podemos acompañarte.