Apego evitativo: qué es y señales para identificarlo

24 Abr 2024

Tal y como Mary Ainsworth y John Bowlby han dejado latente en la teoría del apego (1969-1978), en nuestra infancia temprana dependemos por completo de nuestros cuidadores y, es por ello que el vínculo que generamos con ellos determina en gran medida nuestro modo de relacionarnos y de vivir nuestras emociones en la edad adulta. A esto le denominamos apego. Hoy nos centramos en un estilo denominado apego evitativo.

¿Qué es el apego evitativo?

El apego evitativo es uno de los cuatro estilos de apego descritos en la literatura sobre la teoría del apego. Siendo adultos, las personas que han crecido con este estilo de apego se caracterizan por guardar una cierta distancia o desconexión de sus propias necesidades y estados internos. Son personas que muestran dificultad en identificar y expresar las emociones, así como en reconocer las emociones en el otro. La persona también suele forjar vínculos algo distantes con los demás sin que exista mucha intimidad o cercanía emocional. Como veremos, estas personas de algún modo sienten que los demás no pueden sostener y ser un refugio respecto a sus emociones. Por ello, las personas con apego evitativo no suelen pedir ayuda ni expresar sus sentimientos, sino que tienden a ser más bien independientes y autosuficientes así como más racionalizadores que emocionales.

También es bien sabido que, para las personas con apego evitativo, la intimidad puede ser una fuente de desasosiego y malestar. Esto ocurre porque la persona puede sentirse abrumada o invadida en la conexión con el otro, con cierta incertidumbre respecto a cómo actuar en este plano de carácter más emocional en el cual se manejan con dificultad.

Causas del apego evitativo

Es habitual que las personas con este tipo de apego hayan vivido en edades tempranas a sus cuidadores como personas que, si bien han podido satisfacer sus necesidades más básicas de alimentación o higiene, no estuvieron muy disponibles emocionalmente y no podían atender sus necesidades más vinculares. Ocurre muchas veces que los cuidadores eran personas algo distantes y poco afectuosas o más bien críticos y exigentes. También, suelen ser cuidadores que no alientan o incluso rechazan la expresión emocional del niño, limitando su repertorio emocional. El niño o la niña responde ante esta situación desactivando en cierta medida su sistema de apego. Es decir, va aprendiendo que sus necesidades emocionales no van a ser atendidas por más que busque a su cuidador, por lo que finalmente, deja de buscarlo. El niño o la niña se distancia emocionalmente de los cuidadores porque ha aprendido que ellos no pueden atenderle en este sentido.

Es sabido que, en la edad adulta las personas con apego evitativo vuelven a sentir que sus iguales o personas significativas no son un refugio seguro para sus emociones. Crecen con la sensación de que el mundo emocional es algo desconocido e incomprensible al que les cuesta poner palabras.

Cómo reconocer el apego evitativo en pareja

Es muy habitual en consulta, ver a personas que acuden preocupadas o tristes porque sienten que su pareja no expresa suficientemente las emociones o no les da el afecto que éstas necesitan. Muchas veces también hay una insatisfacción en cómo viven la sexualidad con ellos.

Como mencionamos en apartados anteriores, para las personas con apego evitativo la cercanía e intimidad con el otro puede traducirse en una fuente de malestar e incertidumbre. Les cuesta identificar y responder adecuadamente a los estados emocionales de su pareja y la expresión de sus propios estados internos suele ser torpe y dificultoso, pudiendo dar una sensación de distancia. Además, es en la sexualidad con el otro cuando muchas veces se puede evidenciar esta falta de cercanía o de conexión emocional y nos puede hacer saltar las alarmas para sentir que algo está fallando en la relación.

También es importante tener presente que las personas con este tipo de apego en general son muy capaces de amar y en el fondo buscan la conexión y el cuidado del otro. Por ello, es muy habitual que tengan sentimientos de culpa y autocrítica por no ser lo suficientemente afectuosos o expresivos con su pareja generando un temor profundo a que les abandone.

Si he identificado que mi pareja tiene apego evitativo puedo sentir que falta algo en mi relación, existe cierto vacío en la forma de conectarnos ya que la intimidad y la conexión emocional puede no estar dándose como a mí me gustaría. Muchas veces esto también puede ser vivido con culpa en esta persona por sentir que no son lo suficientemente merecedores de dicha intimidad y afecto. Vivir con una pareja con apego evitativo puede ser muy difícil, y algo que puede ayudarnos es tratar de encontrar un equilibrio entre aceptar y satisfacer las necesidades de independencia en el otro así como expresarle mis propias necesidades para que también sean atendidas. Hablar abiertamente y de forma clara con tu pareja sobre este tema puede ser un buen comienzo para conseguir este equilibrio en la relación.

¿Se puede tener apego evitativo y ansioso a la vez?

En la teoría del apego se habla de tres estilos de apego de tipo inseguro y un estilo de apego que llamaríamos seguro. Dentro de los apegos de tipo inseguro nos encontramos con el apego evitativo, el apego ansioso y el apego desorganizado. Es decir, tanto el apego evitativo como el apego ansioso son formas inseguras o temerosas de vincularnos con el otro y muy a menudo guardan en su interior un profundo miedo al abandono. La diferencia entre ambos estilos estriba más bien en que las personas con apego evitativo no parecen identificar las señales de dichos temores internos y por el contrario, las personas con apego ansioso sienten de forma amplificada y, en ocasiones generalizada, este miedo a ser abandonadas.

También, es muy habitual que una persona pueda dar signos de un estilo de apego, por ejemplo, evitativo, en un momento de su vida y tiempo después, vivir sus relaciones desde un apego muy ansioso. Esto ocurre porque, las relaciones y los vínculos que vivimos en la edad adulta siguen afectando e interfiriendo en nuestro sistema de apego, el cual puede cambiar en un momento dado como una forma de adaptación frente a nuevas vivencias y aprendizajes.